Hoy os traemos una receta para los amantes del picante que durante mi estancia en Marruecos se volvió el plato estrella que nos preparaba nuestro compañero camboyano Piseth. Y, cuando volví a España, se convirtió en la receta asiática por excelencia de mi casa: exótica, picante y muy sabrosa.
El Jengibre es un tubérculo muy empleado en la cocina asiática para especiar los platos pero que hasta hace poco no podíamos encontrar en nuestros supermercados, además de dar un toque picante aporta su aroma peculiar. Este tubérculo tiene numerosos beneficios para nuestro organismo: es un remedio infalible para problemas gástricos, además ayuda a combatir el estrés, tiene efectos antioxidantes que previenen el envejecimiento celular, efectos antiinflamatorios y ayuda a mejorar las migrañas y la congestión nasal. ¿Sorprendente no?
Es verdad que su sabor es muy peculiar y en general o te gusta o no te gusta. Sin embargo con esta receta, aunque conserva ese sabor, no resulta tan fuerte como con otras preparaciones.
Aquí os dejo la receta:
Ingredientes
Aceite
Sal
Azúcar
Salsa JUGO Maggi o también salsa de soja
1 Cebolla
1 Raíz de jengibre
1 Pechuga de pollo (si el pollo es pequeño necesitaríais 2 pechugas)
Acompañamiento: arroz en blanco
Preparación
Aunque es una receta sencilla de realizar lleva su tiempo, sobre todo para la preparación de los ingredientes. Piseth nos decía siempre que el jengibre cuanto más maduro más pica lo mejor es que tire algo a verde. Nunca llegué a distinguir bien cuál era el punto idóneo pero lo que si me he dado cuenta es que en nuestros supermercados la mayoría están bastante maduros. Por eso os recomiendo que lo compréis cuándo lo vayáis a hacer de otra forma se os puede incluso pasar antes de hacer la receta.
Cortamos la pechuga en taquitos
Cortamos la cebolla preferiblemente en juliana, en esta ocasión la hice en tacos pero lo ideal es cortarlo en rodajas finas partidas a la mitad. Para la preparación del jengibre tenemos que pelarlo y armarnos de paciencia para cortarlo en juliana lo más fino posible. Si nos excedemos mucho en el grosor no se harán tan fácilmente y el sabor quedará muy fuerte.
Una vez todo picado pasamos a la preparación. Hay dos formas de hacerlo: muy hecho (picará menos), poco hecho (picará más). Para hacer el poco hecho se hace primero el jengibre y después el pollo, para el muy hecho primero el pollo y después el jengibre. Yo siempre hago de los dos tipos así que el pollo lo hago entre medias.
Ponemos en una sartén aceite a calentar, cuando ya tenga una buena temperatura ponemos el jengibre con la cebolla añadiéndole un poco de sal y una pizca de azúcar. Lo vamos pasando y le añadimos algo de Jugo (a gusto) hasta que coja una tonalidad semitransparente, perdiendo la intensidad su amarillo.
Apartamos en un plato y pasamos a freír el pollo. El proceso es el mismo: una pizca de sal, una de azúcar y algo de Jugo (todo a gusto). Dejamos que se pase bien y apartamos.
Ahora pasamos a realizar el jengibre muy hecho, el que pica menos.
El proceso es el mismo que el poco hecho pero este lo tendremos más tiempo en la sartén hasta que coja un color más tostado y un aspecto más crujiente.
El plato se acompaña con arroz en blanco y se puede añadir más jugo a la mezcla si se desea.
Ahora toca saber si sois de los que les gusta el jengibre o de los que no.