Después de un largo parón en el blog por motivos académicos, volvemos con una entrada sobre Fez, una de las ciudades de Marruecos cuya visita es, para mí, imprescindible.
¿Qué tiene Fez de especial? (cuando hablamos de Fez nos referimos principalmente a sus medinas, que son dos). Fez no es una ciudad bonita tal y como entendemos esta palabra: es desordenada, caótica, y no está necesariamente limpia ni bien conservada. Y, sin embargo, Fez es impresionante. Ir allí es como trasladarse a otro mundo, como dar un salto en el tiempo y meterse de golpe en la edad media, en un laberinto de colores, ruidos, olores y sabores que difícilmente se pueden encontrar en otro lugar. Por eso, cada vez que alguien me pregunta a dónde ir en Marruecos, digo que Fez es parada obligada.
¿Cómo llegar?
Fez está a la altura de Rabat pero hacia el interior, a dos horas y media aproximadamente por la autovía. Para ir en coche ésta es la mejor opción, aunque por carretera se puede llegar desde otros lugares, como por ejemplo Chefchaouen (recorrido poco recomendable si es de noche). Fez también cuenta con aeropuerto, y hay conexiones con España y Europa con aerolíneas de bajo coste.
Todas las veces que estuve en Fez organicé el viaje de manera que la llegada fuese un día al final de la tarde, para pasar la noche allí en un hotel y hacer la visita a la ciudad al día siguiente desde por la mañana más o menos temprano. De camino a Fez se puede parar también en la ciudad de Meknès (Mequínez en español), que dejaremos para otra entrada.
La llegada a Fez es fácil, pero si es la primera vez, puede ser complicado encontrar el alojamiento, ya que es muy típico que esté en la medina, y ésta es bastante laberíntica. Por esta razón, lo frecuente es acordar un punto de encuentro con el hotel/riad y que alguien del personal vaya allí para subirse al coche e indicar hacia dónde ir. La zona nueva (que se conoce como Ciudad Nueva -Ville Nouvelle-) ofrece lugares para alojarse, pero si uno se anima, es más interesante quedarse en la medina.
¿Dónde alojarse?
Creo que lo mejor es hospedarse en la medina, que en principio es algo muy distinto a lo que estamos habituados. Hay gran cantidad de riads de diferentes precios, por lo que seguro que se puede encontrar uno adaptado al presupuesto planeado. Eso sí, lo mejor es buscar en internet toda la información posible (sobre todo opiniones) para intentar hacerse una idea de lo que se puede esperar. Si me permitís un consejo, ¡dudad de los sitios con pocos comentarios, aunque sean buenos!
Las últimas veces que fui con familia o amigos, nos quedamos en el Riad Dar Córdoba, que por ahora es el mejor de los alojamientos en los que estuvimos en Fez. Como todos los riads (o dars -casas-, porque no todos pueden considerarse riads), o al menos una buena parte de ellos, tiene un interior muy sorprendente. La primera vez que va uno se acerca por una calle oscura a una casa que no llama para nada la atención y piensa con miedo “¿pero en dónde me estoy metiendo?”. Y luego descubre un interior espectacular, totalmente inesperado.
¿Qué hacer en Fez?
Lo imprescindible en Fez es hacer un recorrido de la medina. Si se pasan varios días en Fez, puede estar bien lanzarse a descubrirlo con la ayuda de un mapa y alguna indicación del hotel. Si no se dispone de tiempo suficiente para hacer esto, lo habitual es contratar a un guía de la ciudad que, a tiro fijo, podrá enseñar los barrios y lugares más representativos.
El tema de los guías es un mundo, y hay que tener un poco de cuidado, porque es bastante importante que el guía sea oficial. Por un lado, porque los guías oficiales tienen conocimientos de idiomas y formación para trabajar como tal, por lo que la visita se podrá aprovechar mejor. Por otro, porque con un guía falso, pueden pasar varias cosas. Una es que aunque al principio el precio que ofrezca sea muy bajo, pero que la visita acabe mal, porque al terminar pedirá muchísimo más. Otra es que hay una policía turística, y que si un grupo es sorprendido con un guía falso, ¡es muy posible que acabe en comisaría! Los guías oficiales cobran 250 dhs por la visita de media jornada, y 400 dhs por la jornada completa. Se paga por visita, independientemente de las personas que vayan en el grupo (en grupos pequeños por lo menos). Los guías oficiales llevan una tarjeta con una identificación, y van vestidos con djilaba por la calle, por lo que son fáciles de distinguir. En cualquier caso, si al final uno se decanta por hacer la visita guiada, los hoteles tienen ya los contactos de guías que hablan determinados idiomas, así que lo más fácil es dejar que el hotel se encargue de buscar uno. En mi caso, con los tres guías distintos con los que hice la visita me fue bien. Y si se va con un guía, es la mejor ocasión para preguntarle a alguien del lugar cualquier duda que se tenga sobre el país, su cultura, tradiciones…
Volviendo a la visita. Fez cuenta con dos medinas; una que se llama Fez El Bali, que viene siendo el “antiguo Fez”, y otra que se llama Fez El Jdid, que se traduce como el “nuevo Fez”, que de nuevo tampoco tiene nada porque se fundó hace más de 700 años, pero claro, en aquella época era la novedad en comparación con la anterior. La mayor parte del tiempo lo toma la visita de Fez El Bali, que muchas veces empieza por la puerta (bab en árabe) Bou Jelou, donde se pueden ver:
- Las medersas o escuelas coránicas. Hay tres: Bou Inania, Attarine y Cherratine. Lo habitual es seleccionar una sola si no hay demasiado tiempo, y de tener que elegir una las dos primeras son las más recomendables (en mi caso, Bou Inania es la que más veces visité). El precio de la entrada por persona es de 10 dhs.
- Mezquita Al Qarawiyyn (muy cerca de las medersas Bou Inania y Attarine). Como en todas las mezquitas en Marruecos a excepción de la mezquita Hassan II de Casablanca, la entrada está prohibida para no musulmanes, pero a pesar de ello merece la pena asomarse a través de alguna de las puertas y ver a la gente entrar y salir, y contemplar su arquitectura. ¿Por qué esta mezquita y no otra? Además de su arquitectura interesante, esta mezquita está ligada a la universidad Al Qarawiyyn, que es la universidad más antigua que todavía sigue en funcionamiento (según consideraciones de la UNESCO). Aunque la fecha es incierta, se supone que comenzó a funcionar en torno al año 880, y por ella pasaron personajes célebres como Maimónides o León el Africano.
- Mausoleo de Moulay Idriss. Igual que las mezquitas, el acceso a los no musulmanes está prohibido, pero se puede asomar la cabeza por alguna de las puertas para ver un poco del interior. Aunque el origen del mausoleo, que es un lugar santo, es mucho anterior, el edificio que vemos hoy en día se corresponde con una gran remodelación que tuvo lugar en el siglo XVIII, mejorada últimamente por una restauración en el 2011.
- Los zocos. Hay multitud de zocos especializados en la medina en los que se encuentran agrupaciones de artesanos que se dedican a un mismo oficio. Se pueden encontrar artesanos dedicados al trabajo textil; zonas de carnicerías, pescaderías y especias; artesanos de cinturones, bancos y otros artículos para bodas; henna y otros cosméticos naturales; joyeros; latoneros (alrededor de la plaza Seffarine); carpinteros (que se sitúan en los alrededores de la plaza Nejjarine, donde está el museo de la madera); artículos para caballos y mulas; marmoleros que preparan, entre otras cosas, lápidas para tumbas; y muchos otros que seguro que me estoy dejando por el camino. Cierto es que no todo lo que se vende es artesano (es fácil de notar, por ejemplo, en tiendas de ropa); Fez no se libra de la globalización, y algunos se quejan de que vienen productos del este asiático con los que no pueden competir. Aunque no todo va a ser malo; en una callejuela de la medina nos encontramos un puesto que vendía…..¡¡patatas de Xinzo!!
- El barrio de los curtidores (Blida) es también una de las grandes atracciones de Fez. Uno se puede dar cuenta de que se acerca a la zona porque la frecuencia de mulas y burros cargados de pieles empieza a aumentar, y también surge el olor típico de las curtidurías, que es un poco desargadable. Hay tres curtidurías, aunque la más famosa es la Chouara, que es la más grande. Cualquiera de estas curtidurías está rodeada de casas que acogen tiendas de venta de artículos de cuero y que tienen terrazas en la parte más alta; es desde estas terrazas desde donde se ven las curtidirías, ya que normalmente no se puede acceder a ellas (los guías siempre las enseñan desde allí, y aunque por libre es posible que haya maneras de entrar, tampoco sería demasiado respetuoso meterse entre la gente que está trabajando…). En Fez se trabaja el cuero de vaca, cabra, cordero y camello. El proceso, que en las terrazas suelen explicar a grandes rasgos y en un popurrí de idiomas, es prácticamente el mismo que se usaba hace 1000 años, y pasa por meter las pieles en distintas mezclas para quitar restos que pueda haber en el cuero, volverlo más fácil de trabajar, y teñirlo, todo de manera artesanal. Si te interesa, puedes encontrar el proceso más detallado aquí en francés, y en inglés. Como en el resto de establecimientos, hay que tener cuidado con los precios que ponen en estas tiendas suelen ser bastante exagerados. Hay quien dice que en otras zonas se pueden encontrar mejores calidades; eso no lo puedo afirmar, pero sí estoy segura de que es mejor tener cuidado con los precios. Si uno no quiere comprar nada, puede dejar alguna propina y marchar.
Fuera de la medina de Fez El Bali, es interesante ir hasta Fez El Jdid. Allí se encuentra el barrio judío o Mellah, y el Palacio Real. Fez forma parte de las ciudades imperiales de Marruecos junto con Meknès, Marrakech y Rabat; son las ciudades que en algún momento fueron capitales del país.
El palacio real, al igual que el resto de palacios que hay repartidos a lo largo de Marruecos, no se puede visitar, por lo que en realidad la visita consiste en ver sus puertas de bronce y la explanada que se sitúa delante del acceso. Lo más interesante de la zona es callejear por las calles del barrio judío. El nombre Mellah viene de la palabra sal, que en la edad media tenía un gran valor y que los judíos utilizaban como moneda de cambio. Lo más llamativo de este barrio es la arquitectura de las casas; al pasear por sus calles llaman la atención los balcones de madera de las casas y las ventanas hacia el exterior, que contrastan con las casas del resto de la medina, con pocas ventanas hacia el exterior. Otra anécdota curiosa es que el barrio judío está situado cerca de las murallas de palacio porque sus pobladores creían estar así bajo la protección directa del sultán.
Fuera de las dos medinas, también es interesante acercarse hasta las colinas que rodean Fez. Desde allí se puede tomar consciencia de la extensión de las medinas y de parte de la ciudad nueva. Hay dos lugares que están bien para ir a ver estas panorámicas, uno al norte y uno al sur. El del sur es una torre vigilada por militares que se encuentra en las coordenadas 34.0539736 N, 4.9705441 O. Las vistas son buenas, pero creo que son mejores desde el punto norte, al que se puede llegar siguiendo las coordenadas 34.0698866 N, 4.9816212 O. Además, en este punto se encuentran las ruinas de las tumbas de los Merínidas, y se puede ver en las colinas los trozos de cuero que ya pasaron por las curtidorías y se están secando. También, en la colina muy cerca de las ruinas, hay un cementerio musulmán, que es bastante curioso de ver.
Otra cosa que se puede visitar en los alrededores de Fez es alguno de los talleres de cerámica que hay. La cerámica de Fez es más cara que otras (por ejemplo la de Safi), pero algunas piezas merecen la pena, no sólo los platos o tajines sino también mesas o fuentes con mosaicos que desde allí envían a cualquier lugar.
Y hasta aquí, algunos de los sitios de Fez que yo visité todas o alguna de las veces que fui. Cada vez que uno visita la medina se encuentra cosas nuevas, así que me quedarán montones por descubrir y escribir. Volveré, seguro, esperando encontrar la medina tan auténtica como siempre.
Para más información sobre la ciudad, puedes entrar a la página oficial del Consejo Regional de Turismo de Fez y en la página de turismo de Marruecos. ¡O preguntarnos a Mouchoecuruxa!
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¡Qué recuerdos! ¡Veo todas estas fotos y me dan ganas de volver!